Historia del Lido de París
Idealmente situado en la avenida de los Campos Elíseos, el Lido se ha hecho famoso en parte gracias a su suntuosa decoración interior, inspirada directamente en el romanticismo de la ciudad italiana de Venecia y de su famosa playa de la que el cabaret tomó el nombre.
De baños populares a cenas-espectáculo
En 1933, el Lido – entonces conocido como "La Playa de París" - se ve obligado a cerrar debido a problemas financieros. Tres años después, Léon Volterra, famoso productor de espectáculos y director de salas francés, toma la dirección del lugar y apuesta por transformarlo completamente, reemplazando la piscina por una gran sala de espectáculos en la que todo París podrá divertirse durante una cena-espectáculo.
El éxito es inmediato y personalidades francesas e internacionales disfrutan mostrándose allí. El cabaret se convierte así, junto con el Moulin Rouge, en el emblema de las locas noches parisinas. El 7 de junio de 1941, mientras París está ocupado por los alemanes, el embajador de España José Félix de Lequerica invita al escritor francés Paul Morand, así como a la actriz Arletty y Josée Laval. Su llegada genera gran revuelo y ofrece al cabaret una inmensa publicidad. Cinco años después, los hermanos de origen italiano Joseph y Louis Clerico compran el Lido, inician enormes proyectos de remodelación de la sala y finalmente inauguran su primer espectáculo titulado Sin rimas ni razón. Fuertes de su éxito, desarrollan paralelamente a estos trabajos la fórmula "cena-espectáculo" que será posteriormente adoptada en cabarets de todo el mundo.
En 1977, con el éxito del Lido intacto, el nuevo director Jean-Robert Boudre decide ampliar su cabaret adquiriendo 6,000 m² de superficie adicional. Allí construye una sala panorámica que se extiende por dos niveles y tiene una capacidad de 1,150 espectadores. Otra novedad, y no menos importante: un sistema de ascensor permite a los 300 comensales del patio descender 80 cm en el suelo después de la cena, para mejorar su visibilidad y poder disfrutar plenamente del espectáculo del Lido. Los años de la posguerra ven desfilar en el escenario del Lido a personalidades del mundo del cine o de la canción, como Laurel y Hardy y las hermanas Kessler, y más tarde Shirley MacLaine y Elton John.
Un éxito llamado «Bluebell Girls»
Fundada en 1932 por una de las más grandes bailarinas de la época, Margaret Kelly – conocida como Miss Bluebell debido al color de sus ojos –, la troupe de Bluebell Girls se unió al Lido en 1948. Todas en esta troupe habían recibido formación en danza clásica pero tenían la particularidad de ser demasiado altas para integrar una compañía de ballet. Sin embargo, su altura ha sido una ventaja importante ya que así pudieron integrarse en la familia del Lido cuya altura mínima exigida es de 1,75 m.
Las siluetas alargadas y los trajes tan sexys como extravagantes de las Bluebell Girls hacen soñar a las mujeres y salivar a los hombres al encarnar con elegancia y sex appeal a la parisina celebrada en todo el mundo. Estas bailarinas han elevado el cabaret al rango de lugares imprescindibles de las noches parisinas. Desde 1946, cerca de 10,000 bailarinas han pisado el escenario del Lido y continúan ofreciendo cada noche un espectáculo lleno de colorido cuyas coreografías, trajes y juegos de luces se renuevan constantemente. En 2010, las Bluebell Girls celebraron el centenario del nacimiento de Margaret Kelly. Nacida en junio de 1910 en la ciudad de Dublín, esta coreógrafa irlandesa contribuyó en gran medida al fabuloso éxito de la troupe y del cabaret.
El Lido de París ya no existe, ¡viva el Lido 2 París!
El legendario Lido de París ha dado paso a una nueva era bajo el nombre de Lido 2 París. Alejándose de su pasado como revista-espectáculo, ahora abraza una ambición audaz: hacer de los Campos Elíseos el nuevo Broadway en París. Con una visión decididamente orientada hacia las artes escénicas, el Lido 2 París ahora ofrece grandes musicales en versión original, atrayendo así a un público internacional ansioso por descubrir el teatro. Los decorados suntuosos y las proezas tecnológicas continúan cautivando, pero esta vez, es la magia de los musicales la que deslumbra a los espectadores. Gracias a una hábil mezcla de tradición francesa e influencias internacionales, el Lido 2 París se ha convertido en un destino imprescindible para todos los amantes del escenario en busca de una experiencia única en el corazón de la capital francesa.